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sábado, 30 de abril de 2016

"Educar en el amor es hacer sentir valioso a nuestros hijos e hijas, inyectar de autoestima la 

personalidad por medio de los buenos tratos y el respeto. Cuando las personas reciben amor y 

respeto en la infancia, es mucho más probable que sea también lo que generen en pareja y en familia.

Trata bien a tus hijos/as, es la mejor herencia que se le puede dejar al mundo."



Álvaro Pallamares

viernes, 29 de abril de 2016

He llegado a una conclusión aterradora: yo soy el elemento decisivo en el aula. 
Es mi actitud personal la que crea el clima. Es mi humor diario el que determina el tiempo. 
Como maestra, poseo un poder tremendo: el de hacer que la vida de un niño sea miserable

o feliz… puedo ser un instrumento de lesión… o de cicatrización.
G. GUINOT, LA TRAGEDIA EDUCATIVA

UN DOCENTE PUEDE CAMBIAR DESTINOS

La escuela es un espacio de posibilidad. Puede ayudar a curar las heridas sociales producidas por el racismo y la discriminación. Para eso, es preciso que esté abierta a comprender las experiencias y trayectorias juveniles.
Los niños y niñas que viven en condiciones de marginalidad tienden a creer que no les da la cabeza para el estudio, o que no nacieron para las matemáticas, y se sienten inferiores, con baja autoestima. Pero un docente con altas expectativas puede cambiar destinos. La confianza es un elemento vertebrador en el vínculo docente-alumno/a. atravesado por el conocimiento. La autoridad que abraza se manifiesta en las relaciones cara a cara.
La innovación educativa no puede suceder sin confianza en los jóvenes. La condición para innovar es volver a mirar a los chicos y chicas, con una mirada despojada de prejuicios. La docente de esta historia supo volver a mirar a la niña como niña, ver sus capacidades más allá de los estigmas. De esta manera, pudo desnaturalizar la imagen que la niña tenía de sí misma, esta que le hacía creer que no sabía “nada”.

Atreverse a romper estructuras tradicionales de la evaluación, valorando los saberes más allá de la escuela, es una tarea tan difícil como necesaria. Así las historias mínimas de la vida en las aulas van a hacer emerger las grandes revoluciones educativas, que se inician con la confianza en las capacidades de los alumnos y alumnas.
Carina Kaplan

miércoles, 27 de abril de 2016

LOS NIÑOS/AS EN INFANTIL TIENEN QUE JUGAR Y NO APRENDER A LEER

La verdad es que no sé qué le pasa a la gente con los seis años. Parece que antes de esa edad los niños y niñas ya tienen que saber leer, escribir, sumar, restar y no sé qué cuantas cosas más. Parece ser que el segundo ciclo de educación infantil es un escenario que se debe pasar a toda prisa con unos objetivos bastante exigentes y ridículos.

Algunas personas, y eso incluye también a los padres y madres, no son conscientes de que no todos los niños/as tienen el mismo ritmo de maduración. Y que tienen que aprender las cosas solo cuando ellos estén preparados. Yo personalmente creo que leer no es una de las cosas que un niño/a debería aprender antes de los seis años. Si lo analizamos detenidamente, yo me pregunto: ¿pero para qué necesita leer y escribir un niño/a de infantil? La respuesta es clara: PARA NADA, ABSOLUTAMENTE NADA.

Es más que obvio, que para jugar los niños/as no necesitan leer ni escribir, para gestionar las emociones, para ir aprendiendo valores poco a poco, no lo necesitan. Para disfrutar de un cuento, únicamente necesitan ver los dibujos y utilizar su imaginación. Y algunos libros prefieren no contener dibujos ni imágenes para que así los más pequeños desarrollen su creatividad. Para vestirse y desvestirse, tampoco un niño/a de seis años necesita leer y escribir. Para comer solos tampoco lo necesitan y para divertirse, menos aún. Pero eso al sistema educativo y a los padres y madres les da igual: están empeñados que a esa edad, sus alumnos/as y sus hijos/as ya tienen que ser casi unos expertos lectores y escritores. Y cuidado, algún que otro progenitor podría enfadarse si algún maestro/a decidiera no llevar esa tarea a cabo en su aula.

Pero, ¿por qué tanta prisa? ¿Realmente hay algún estudio que pruebe que aprender a leer y a escribir antes de los seis años será mejor para los pequeños/as? ¿Obtendrán mejores calificaciones entonces? Pues hasta donde yo sé, la respuesta es no. Un niño/a que sabe leer y escribir desde los cinco años no será mejor que uno que no sepa. Y tampoco obtendrá mejores notas. La mayoría de países que tenemos alrededor, se echan las manos a la cabeza cuando leen o escuchan que en España enseñan a un niño/a a leer antes de los seis años, cuando por ejemplo, los innovadores fineses se centran en actividades lúdicas, en la educación emocional, en la imaginación, en la diversión y en la creatividad.
Muchos, cuando crecemos, olvidamos lo que es ser niño/a; pensar, sentir y mirar con los ojos de un infante, es tan diferente, todo es tan nuevo, creemos en la magia, en los súper héroes, en que podremos ser bomberos, médicos o astronautas…

El juego satisface muchas necesidades en la vida del niño/a, como ser estimulado a base de la diversión, satisfacer la curiosidad y explorar; favorece el crecimiento de las capacidades sensoriales y habilidades físicas que a su vez ofrece la oportunidad de ejercitar y ampliar habilidades intelectuales, también promueve el desarrollo social y la creatividad.
Los niños en el juego internalizan los valores y reglas sociales, aprenden a ver su mundo y lo que los rodea, este se vuelve una herramienta que ayuda en los procesos psicológicos de los infantes, pues les permite asimilar el mundo de adultos; resulta por tanto indispensable a su equilibrio afectivo e intelectual y permite su adaptación.
Por estas razones pongamos a jugar a los niños/as, no limitemos su imaginación y expandamos sus horizontes; que jueguen no les quita el tiempo ni los vuelve ociosos, por  el contrario. 

jueves, 14 de abril de 2016

LA HORA DEL RECREO

Recordamos el patio del colegio como ese lugar en el que por fin desconectábamos de las clases, comíamos, jugábamos  o charlábamos con nuestros compañeros y compañeras de clase.
Pues bien, el recreo además de ser un momento de ocio para los niños y niñas, contribuye al desarrollo de nuestros hijos/as ya que desarrollan destrezas jugando en grupo. Generalmente el recreo es un descanso que dura media hora aproximadamente y se realiza en el ecuador de la jornada escolar. Es un momento de ocio importante puesto que el juego es una parte fundamental en la formación de los infantes.
Los niños/as pueden interaccionar entre ellos sin la supervisión directa de un profesor/a. Es un tiempo y un espacio en el que deciden qué hacer y con quién compartir sus actividades. Esto es algo que contribuye a la socialización de los pequeños a la vez que promueve las interacciones personales positivas y las habilidades para tomar decisiones.
Las actividades que se suelen realizar en el patio del recreo van desde practicar deporte como fútbol, correr, saltar, repasar tareas con otros compañeros o escuchar música, entre muchas otras.
Entre compañeros/as de clase es como se aprenden cosas importantes en la vida como ceder, negociar a través de los juegos, trabajar en equipo y tanto a ganar como a perder. Los niños/as aprenden a convivir juntos y a establecer reglas sociales. Gracias a las actividades de ocio, los niños/as comienzan a aprender a resolver conflictos, lo cual les hará crecer como personas.
En el tiempo de recreo, ponen en juego sus normas sociales, sus valores y sus prioridades con otros, con los que pueden alcanzar el acuerdo y el equilibrio.
Además, el recreo es un momento de movimiento para los niños/as, tras algunas horas sentados en clase. Jugar es algo muy beneficioso ya que también pueden desarrollar su imaginación al inventarse juegos o desempeñar distintos roles.
Según la AEPAP el recreo no solo es fundamental porque el cerebro de un niño/a solo puede mantener la concentración durante unos 45 minutos, tras lo cual necesita un descanso, sino que además el juego libre es imprescindible para el desarrollo intelectual y social de los más pequeños. El ser humano está programado para aprender jugando y quitar el recreo no solo tiene como consecuencia que la mente no descanse y sea incapaz de procesar la información de las clases siguientes, sino que además, sin recreo, se pierden muchas oportunidades de crecer y aprender cosas importantes.
Sus recomendaciones son claras: el recreo es tan importante como las mates y ningún niño/a debería quedarse sin recreo. Es más, es más que probable que en realidad lo que sucede con los recreos es que los niños deberían tener más.

jueves, 7 de abril de 2016

INCLUSIÓN

Que nuestros alumnos y alumnas tengan mayor confianza, seguridad y motivación depende de nosotros/as. Las Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA) como la dislexia, el TDAH, TEL, u otros trastornos son nuestro día a día.

Está en tus manos decidir de qué forma te gustaría educar. ¿Qué eliges?




miércoles, 6 de abril de 2016

EL PRINCIPITO

Hoy se cumplen 73 años de la publicación de la obra de "El principito" que contiene valiosas lecciones sobre la vida, la amistad y la soledad.

"El principito", un cuento que muchos creyeron una obra infantil pero que contiene valiosas
lecciones para los adultos. Una obra escrita por Antonie de Saint-Exupery. Este cuento narra la historia de un aviador que sufre una avería en el desierto del Sahara, la aparición de un niño al que el narrador llama "El principito" abre en canal toda la riqueza filosófica del libro, en el que también destaca el personaje del zorro. 

Las enseñanzas de "El principito" son estudiadas en colegios de todo el mundo, pero también por aquellos que buscan en la literatura  respuestas a preguntas que hombres y mujeres se formulan con frecuencia. Este libro pone al adulto ante el espejo de lo que es y lo que fue como niño, y como su evolución se encuentra marcada por conceptos como la amistad, la soledad, el amor, la tristeza o la riqueza.

Aquí os dijo unas cuantas frases del libro que hacen pensar a cualquiera:

- Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan).
- Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
- Y los hombres no tienen imaginación, repiten lo que uno les dice.
- Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada.
- Se debe pedir a cada cual lo que está a su alcance realizar.
- No era más que un zorro semejante a mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
- Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros.
- He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.

La idea del autor no era hacer una cuento infantil sino una reflexión personal para que el hombre se encuentre a sí mismo y encuentre sus valores, y nunca pierda el espíritu de niño que hay en su interior.

EL DUELO EN LA INFANCIA

Comúnmente se cree que los niños/as no viven el duelo de la muerte de un ser querido de la misma manera en que lo hacemos los adultos, porque no son capaces de expresar abiertamente sus sentimientos.
Los niños/as afrontan la muerte de acuerdo a su edad y etapa del desarrollo, pero la forma en que logren afrontar este suceso depende del acompañamiento y manejo por parte de los adultos. Las muertes que pueden llegar a afectar más a un niño/a es la de uno de sus padres, sobre todo la de su madre.

EDADES DEL NIÑO/A Y SU PROCESO DE DUELO

Menores de 3 años --> un niño/a de tres años no tiene la capacidad cognitiva para entender qué es la muerte. Si su madre llega a ausentarse por muerte o enfermedad lo percibirá como abandono y lo reflejará con inseguridad, si la madre muere, el anhelo de que su madre regrese persistirá por años. A esta edad suelen manifestar apatía, irritabilidad, pasividad, pérdida de sueño y peso.
De los 4 a los 6 años --> la manera de pensar de los niños/as es concreta, por lo que conciben a las personas muertas como dormidas y creen que se puede "despertar" de la muerte. A esta edad aún no logran comprender  que pueda haber algo después de la muerte, pues está más allá de su capacidad cognitiva. Es probable que a esta edad necesiten constantemente que se les recuerde que la persona ha muerto y no regresará.
A esta edad suelen manifestarse con retrocesos como mojar la cama, miedo a la separación y al abandono, pérdida de sueño y apetito, culpa y berrinches. Muchas veces sus conductas van enfocadas a ser tratados como bebés más pequeños.
De los 6 a los 9 años --> ya logran comprender el concepto de muerte, a veces personifican a los muertos como fantasmas o ángeles, sin embargo, perciben la muerte como algo ajeno a ellos. Cuando un niño/a de esta edad manifiesta su duelo con agresividad, nos encontramos ante un mecanismo de defensa para evitar que el dolor no logre afectarle más. Otros niños/as suelen mostrar mucha curiosidad en torno a la muerte como forma de aceptar lo sucedido, también pueden empezar a mostrar miedos nuevos.
A partir de esta edad si se muestran indiferentes al acontecimiento puede ser por vergüenza de expresar sus sentimientos y no precisamente por represión.
A partir de los 9 años  de edad --> ya logran comprender la muerte como inevitable e irreversible aún para ellos mismos. Sin embargo, su duelo aún es complicado. Pueden presentar anhedonia, culpa, rabia, vergüenza, ansiedad, cambios de humor, trastornos alimenticios y del sueño.

¿CÓMO HABLAR CON LOS NIÑOS/AS DE LA MUERTE?

Cuando existe un diagnóstico terminal de alguien cercano al niño/a, lo mejor es decirlo abiertamente y empezar a explicarle qué es la muerte. Cuando anticipamos los eventos a los niños/as éstos se vuelven menos estresantes de lo que serían sin anticipación. es importante decirles la verdad con un vocabulario muy concreto, como "va a morir", "ha muerto" y no decir "se ha ido" porque los niños/as pueden interpretar que la persona se ha ido a otro lugar y no se ha despedido de ellos, lo que podría provocar más enfado, dolor y ansiedad.
Al decirle que alguien ha muerto es importante hablar de los sentimientos naturales ante este suceso: "estamos tristes porque ha muerto y lo vamos a extrañar", así el niño/a entenderá que lo que siente es tristeza y es normal que lo esté sintiendo. En el momento de dar la noticia, lo mejor es que los adultos no escondan sus sentimientos pero que tampoco muestren emociones excesivas que podrían asustarlos.

CREENCIAS RELIGIOSAS Y PROCESOS DE DUELO EN LOS NIÑOS/AS

En estos momentos, independientemente de las creencias religiosas, es delicada la forma en que se habla de Dios porque podría generar enfado hacia la "figura" que ha decidido llevarse a su ser querido. Hay que responder todas las preguntas que le surjan al niño/a de la manera más concreta y simple posible.

CONSEJOS: APOYO, CERCANÍA Y COMPRENSIÓN

Los niños/as también deben participar en los rituales que se lleven a cabo para despedir a la persona que ha muerto, ya que los rituales nos ayudan a cerrar ciclos y aprovechar ese momento de "despedida" puede ayudar al niño/a a elaborar mejor su duelo. No hay que olvidar que el duelo en los niños/a puede durar meses o incluso años, es necesario tener paciencia en todo momento.
En estos momentos buscar redes de apoyo con amigos/as y familiares también puede dar ayuda a los adultos cercanos al niño/a en el duelo. Cada niño/a es diferente y vivirá su duelo a su manera, pero independientemente de la edad es aconsejable buscar asesoría de un psicólogo infantil que guíe para una buena resolución.