La verdad es que no sé qué le pasa a
la gente con los seis años. Parece que antes de esa edad los niños y niñas ya
tienen que saber leer, escribir, sumar, restar y no sé qué cuantas cosas más. Parece
ser que el segundo ciclo de educación infantil es un escenario que se debe
pasar a toda prisa con unos objetivos bastante exigentes y ridículos.
Algunas personas, y eso incluye
también a los padres y madres, no son conscientes de que no todos los niños/as
tienen el mismo ritmo de maduración. Y que tienen que aprender las cosas solo
cuando ellos estén preparados. Yo personalmente creo que leer no es una de las
cosas que un niño/a debería aprender antes de los seis años. Si lo analizamos
detenidamente, yo me pregunto: ¿pero para qué necesita leer y escribir un niño/a
de infantil? La respuesta es clara: PARA
NADA, ABSOLUTAMENTE NADA.
Es más que obvio, que para jugar los
niños/as no necesitan leer ni escribir, para gestionar las emociones, para ir
aprendiendo valores poco a poco, no lo necesitan. Para disfrutar de un cuento,
únicamente necesitan ver los dibujos y utilizar su imaginación. Y algunos
libros prefieren no contener dibujos ni imágenes para que así los más pequeños
desarrollen su creatividad. Para vestirse y desvestirse, tampoco un niño/a de
seis años necesita leer y escribir. Para comer solos tampoco lo necesitan y
para divertirse, menos aún. Pero eso al sistema educativo y a los padres y
madres les da igual: están empeñados que a esa edad, sus alumnos/as y sus hijos/as
ya tienen que ser casi unos expertos lectores y escritores. Y cuidado, algún
que otro progenitor podría enfadarse si algún maestro/a decidiera no llevar esa
tarea a cabo en su aula.
Pero, ¿por qué tanta prisa? ¿Realmente
hay algún estudio que pruebe que aprender a leer y a escribir antes de los seis
años será mejor para los pequeños/as? ¿Obtendrán mejores calificaciones
entonces? Pues hasta donde yo sé, la respuesta es no. Un niño/a que sabe leer y
escribir desde los cinco años no será mejor que uno que no sepa. Y tampoco obtendrá
mejores notas. La mayoría de países que tenemos alrededor, se echan las manos a
la cabeza cuando leen o escuchan que en España enseñan a un niño/a a leer antes
de los seis años, cuando por ejemplo, los innovadores fineses se centran en
actividades lúdicas, en la educación emocional, en la imaginación, en la
diversión y en la creatividad.
Muchos, cuando crecemos, olvidamos lo
que es ser niño/a; pensar, sentir y mirar con los ojos de un infante, es tan
diferente, todo es tan nuevo, creemos en la magia, en los súper héroes, en que
podremos ser bomberos, médicos o astronautas…
El juego satisface muchas
necesidades en la vida del niño/a, como ser estimulado a base de la diversión,
satisfacer la curiosidad y explorar; favorece el crecimiento de las capacidades
sensoriales y habilidades físicas que a su vez ofrece la oportunidad
de ejercitar y ampliar habilidades intelectuales, también promueve el
desarrollo social y la creatividad.
Los niños en el juego
internalizan los valores y reglas sociales, aprenden a ver su mundo y lo que
los rodea, este se vuelve una herramienta que ayuda en los procesos
psicológicos de los infantes, pues les permite asimilar el mundo de adultos;
resulta por tanto indispensable a su equilibrio afectivo e intelectual y
permite su adaptación.
Por estas razones pongamos
a jugar a los niños/as, no limitemos su imaginación y expandamos sus
horizontes; que jueguen no les quita el tiempo ni los vuelve ociosos, por
el contrario.
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